Confiar, creer, arriesgar o apostar y perder. Confiar, creer, arriesgar o apostar y ganar. Las mismas acciones pueden generar resultados antagónicos, y en el devenir de la vida son infinitas las veces que recreamos estos ciclos en la búsqueda del amor, la amistad y/o la felicidad en si misma.-
Lo que no nos mata nos fortalece decía el filósofo alemán Friedrich Nietzsche y lo corroboramos una y otra vez en el desarrollo de cada segmento de esos procesos, con la certeza de habernos vuelto -durante aquellos pequeños o grandes intervalos de la sensación de bienestar-, un poco mas humanos pero también mas sabios y mas fuertes.-
La vida en definitiva nos pone a prueba en el camino, con millones de obstáculos, sinsabores, sorpresas y decepciones que al ir sorteándolos nos enfrenta con la realidad, de que se puede seguir siempre y a pesar de todo.
Si te caés es porque antes estuviste levantado, y si te podés levantar es porque en algún instante podrás volver a caer. Y lo bueno es tener plena conciencia que es así, para poder adaptarse con mayor facilidad, a las modificaciones infinitas de los estados emocionales y de las circunstancias que nos rodean. Ser flexibles a los propios éxitos y a los fracasos es la mejor virtud, para no convertirnos en rehenes de ellos y sufrir sin sentido.
El mundo de hoy, tan escaso de valores morales y de sensibilidad, nos obliga en algunas ocasiones a bajar las pretensiones de los sueños mas supremos, para poder encontrar alegría, en detalles que quizás habitualmente pasamos por alto, sin dejar de perder de vista el ideal.-
Confiar, creer, arriesgar o apostar y no saber nunca cual será el resultado final, es parte de lo mágico de estar vivos y de vivir; por ende, aunque mas de una vez haya saldos negativos, el solo hecho de tener las ganas de repetir esas secuencias y de volver a intentar, es siempre un buen motivo para celebrar y el mejor regalo que nos hacemos a nosotros mismos.